Apostando
por espacios compartidos, desplazamientos en bicicleta y el uso racional del
vehículo privado
Pablo Beltrán – Responsable del Área de Movilidad |
Francisco Puentedura – Portavoz de IU en el Ayuntamiento de Granada |
Estos días se celebra la Semana
Europea de la Movilidad, que tiene como objetivo concienciar a la población
sobre la necesidad de cambiar la forma de desplazarnos, cuestión fundamental en
la lucha contra el Cambio Climático: según datos del IDAE, en la actualidad el
transporte es responsable del 40% de las emisiones de CO2 en España.
Esto es así fundamentalmente por
dos causas: por un lado, el desarrollo urbanístico de las últimas décadas ha
abandonado el modelo de ciudad mediterránea, que permitía a sus habitantes
realizar la mayor parte de los desplazamientos caminando, en bicicleta o en
transporte público, por un modelo de ciudad dispersa, que obliga al uso del
coche a una gran parte de la población; por otro, también hace décadas se
decidió abandonar el tren normal como vertebrador del territorio y optar por la
construcción de carreteras, con lo que se multiplican por siete las emisiones
de CO2 por pasajero y kilómetro.
En Granada la situación es
especialmente grave, siendo nuestra Aglomeración Urbana una de las cinco áreas
más contaminadas del Estado sin tener un sector industrial especialmente fuerte,
con lo que podemos concluir que la causa principal de las emisiones son los
desplazamientos desde los municipios a la capital, que además provocan
continuos atascos por más que se amplíen las infraestructuras dedicadas al
vehículo privado, con la consiguiente pérdida de tiempo y recursos.
En este contexto, nos parece
estupendo que el Ayuntamiento de Granada se sume a la Semana de la Movilidad
programando actividades que, como decíamos, van dirigidas a fomentar una
movilidad sostenible y que las personas usuarias del vehículo privado se
planteen alternativas como el transporte público, el uso de la bicicleta o el
caminar. Pero nos tememos que este esfuerzo va a ser en balde si el
Ayuntamiento y la Junta siguen sin apostar decididamente por cambios urbanísticos
o en infraestructuras.
Aunque cambiar la ciudad y volver a
la tipología mediterránea es una tarea larga y complicada, sí podemos, y
debemos, revisar las planificaciones urbanísticas y del territorio y recuperar
el espacio público para sus habitantes, apostando por espacios compartidos y la
pacificación del tráfico para fomentar el caminar, los desplazamientos en
bicicleta y el uso racional del vehículo privado. Y por supuesto, también
tenemos que cambiar ya nuestro modelo de movilidad en la Aglomeración
Urbana y basarlo en un sistema de transporte público, social y sostenible que
tenga como columna vertebral al tren.
Según datos del Consorcio de
Transportes, en la actualidad, mientras que aproximadamente sólo un 10% de las
personas que se mueven en la Aglomeración usan el transporte público, hay un
50% que usa el coche. Hay que aspirar a invertir estos porcentajes a medio
plazo, sobre todo si queremos evitar multas y cumplir con las directivas de la
UE, que obligarán a reducir un 60% de las emisiones del transporte para 2050.
El éxito de la puesta en marcha del
Metropolitano ha demostrado que es posible cambiar el modelo si se invierte en
transporte público; sin embargo, hay que señalar los incumplimientos de la
Junta de Andalucía con respecto a los compromisos de frecuencias, número de
vehículos, trabajadores o calidad en la prestación del servicio que están
precarizando las condiciones laborales de las trabajadoras del metro y del
servicio público que tienen que recibir los granadinos. Además, éste sirvió
como excusa para el recorte de horarios y frecuencias en las líneas de autobús
interurbano, dejando sin cubrir parte de las necesidades de muchas personas.
Por otro lado, el Ayuntamiento
acometió recientemente una reordenación de las líneas de autobús urbano muy
deficiente por su improvisación y falta de participación, por el retroceso en
la inversión y las “zonas de sombra” en los barrios que ésta provoca y,
fundamentalmente, por la descoordinación con las líneas interurbanas: organizar
el transporte urbano sin contar con el interurbano continúa una política que
tiene como resultado un servicio público ineficiente.
Para solucionar esta situación,
consideramos imprescindible que la Junta de Andalucía publique el borrador del
Plan de Transporte Metropolitano y se produzca un proceso participativo real en
el que los diferentes colectivos interesados en esta cuestión introduzcan los
consensos que en materia de movilidad se vienen produciendo entre la mayoría de
activistas y expertos: debe recoger la recuperación pública de las concesiones
privadas para que el sistema responda a las necesidades comunes y no a
intereses privados; la necesidad de aumentar significativamente el presupuesto
del Consorcio de Transportes para mejorar los servicios básicos y que esa responsabilidad
deje de recaer en los ayuntamientos, ya suficientemente asfixiados; la
unificación del transporte urbano y el interurbano que considere a la
Aglomeración Urbana como un solo ente y que evite la centralización, mejorando
la conectividad entre barrios y municipios; una mejora significativa de
frecuencias, velocidad comercial y recorridos; unos transbordos accesibles,
rápidos y gratuitos entre todos los modos que mejoren la eficiencia de la red;
y la bonificación de los billetes que aseguren una acceso democrático para
todas las personas usuarias.
Esta inversión producirá un ahorro
considerable en todas las cuestiones que tienen que ver con el uso del vehículo
privado, tales como muertes o enfermedades por contaminación y accidentes de
tráfico, inversiones en construcción y mantenimiento de calles, carreteras y
aparcamientos, o subvenciones a combustibles, entre otras. Y, además, como
decíamos al comienzo, tendrá sentido celebrar la Semana de la Movilidad y
animar a la gente a usar una alternativa que sí exista.