jueves, 18 de octubre de 2018


 Memoria histórica para que exista Verdad, Justicia y 
Reparación.

José Javier Alonso Reyes                                             Asamblea local Guadix.


No han transcurrido demasiados meses desde que  la presidenta en funciones de  la Junta de Andalucía, Susana Díaz, sorprendiera a muchos con unas declaraciones sobre la Memoria Histórica diciendo: “tenemos  construir una sociedad que no mire hacia atrás, sino hacia adelante[1]”  poniéndose como firme defensora de las leyes de Memoria Histórica, pero “como elemento que no sirva «ni para enfrentar ni para confrontar.” En esta línea Intervino Fernando Martínez, Director General del gobierno de España para la Memoria Histórica, en un acto realizado el sábado 11 de agosto en Bácor, una ELA (Entidad Local Autónoma) dentro del término municipal de Guadix, allí digo a los presentes, “que no es de derechas ni de izquierdas, sino un tema de dignidad para los miles de desaparecidos, y una cuestión de derechos humanos[2]”.  

Evidentemente nadie piensa, ni mucho menos quiere que estas leyes sirva para enfrentar,  o para abrir heridas, o al menos nadie piensa de ese modo, si realmente se pone al lado de las víctimas, y entiende que tras un golpe de Estado a un gobierno legítimo, el de la II República, se produjo una cruenta guerra que ganaron los facciosos, quienes después instalaron en el Estado español un gobierno fascista represor, que mató, torturó y delinquió impunemente, durante casi cuarenta años, inoculando el miedo  en la sociedad, la desmemoria en la historia, y  el silencio en los más hondo corazones.  
Las leyes de Memoria Histórica, por tanto, no están para confrontar, están simplemente porque una sociedad democrática, necesita conocer la Verdad Histórica de unos hechos que sucedieron en este Estado, y los cuales, todavía se niegan, desde algunas asociaciones y partidos políticos.

Las leyes de Memoria, deben de servir para hacer Justicia con las víctimas de esa represión, para darles voz, a esos más de 50.000 andaluces desaparecidos en las cunetas[3], para reconocer a los que fueron torturados, a lo que se tuvieron que huir, a los que se quedaron pero no pudieron volver a hablar.

Y por supuesto deben de servir para intentar Reparar el daño, y esto último no se conseguirá nunca, si se vetan leyes como la ley de para juzgar los crímenes del franquismo[4],  como hicieron PSOE (si el partido socialista) el PP y Ciudadanos, ni se logrará si todavía tenemos enterrados a golpistas en lugares de culto como son el Valle de los Caídos, o la Basilia de la Macarena, ni mucho menos, si existe una asociación que ensalza la figura del dictador sustentada, al menos en parte, con dinero público.

Del mismo modo, reparar daño significa que además  de reconocer todos los parabienes que la II República intento impulsar dentro Estado, por citar algunos de sus logros posteriormente sepultados la dictadura, desde el año 1931 al año 1935, unas 740.000 trabajadoras accedieron al denominado seguro obligatorio de maternidad, o las misiones pedagógicas, que llevaron la cultura por todos los rincones de España, que aparte de realizar los homenajes tan merecidos, de buscar a los restos de las miles de personas que aún están desaparecidas, etc… también debemos de avanzar hacia la construcción de la Tercera República.

Una Tercera República que al igual que su predecesora defienda, la igualdad, la laicidad del Estado, la justicia social, la redistribución de la riqueza, porque será solo a través de esta forma de Estado como efectivamente, España,  se constituya como dice la Constitución en su artículo 1.1 en un “Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.”    
Porque difícilmente puede existir igualdad en un Estado, si hay un “puesto”  Institucional que pasa de padres a hijos, cual reloj de cuco en  herencia familiar, como tampoco parece muy justo e igualitario que un reo, por ser cercano a la casa real, elija pasar su condena dónde le plazca, sin programas de reinserción, ya que sin estos últimos, no extrañaría que cuando este delincuente obtenga libertad vuelva a ser un peligro para esta sociedad.
Porque a través de la construcción de esta Tercera República, dignificaremos a las miles de personas que padecieron, el exilio, las torturas, el silencio, la muerte, ya que, bajo mi humilde opinión, todos ellos sufrieron por unos ideales y unos valores que eran los estos y no otros, porque de esta forma, sus nombres nunca se olvidaran en las historia.