La política y la cultura
patriarcal es la responsable de que las mujeres sigamos soportando una
violencia que no cesa. El neoliberalismo se ha convertido en correa de transmisión
de los poderes fácticos, la socialdemocracia ha investido al capitalismo más
feroz. Por eso, la izquierda tiene que reivindicar, con mucha más fuerza, que
la violencia contra las mujeres es una prioridad política y no una nota
irrelevante de los discursos.
No sólo el trágico balance
de asesinatos en lo que llevamos de año en nuestro país, demuestra que la
violencia sexista sigue asentada como parte normalizada de la “convivencia”;
sino que los datos específicos y concretos de manifestaciones violentas contra
las mujeres, nos llevan a concluir que los gobiernos no responden adecuadamente
contra esta lacra. La violencia agrede la vida de las mujeres en todos los
espacios, en todas las situaciones sociales, territoriales, culturales, incluso
económicas. La violencia recorre nuestras vidas; el uso de nuestros cuerpos
(explotación sexual, prostitución, vientres de alquiler,..), incluso algunos,
pretenden regularlo y normalizarlo.
Las instituciones y a los
gobiernos, tienen que darse por enterados: no basta con Declaraciones
Institucionales, tienen que hacer políticas reales y efectivas por la igualdad
y contra la violencia de género. Tienen que destinar esfuerzos y presupuestos
suficientes para, que social e institucionalmente, exista Tolerancia Cero contra
la desigualdad y la violencia contra las mujeres.
Sólo una sociedad
fundamentada y asentada en la igualdad real, impediría que la crisis económica
pudiera servir de pretexto o explicación de que en todos los lugares del mundo,
las mujeres sigamos teniendo menores salarios en iguales trabajos y menos
oportunidades; que la mayoría de las responsabilidades domésticas y de cuidados
recaigan sobre nosotras; que la representación en los ámbitos públicos sea
todavía hoy noticia; que la
Historia siga siendo contada de forma sesgada y que el
reconocimiento de nuestras aportaciones, siga escondido en sus rincones; que la
cosificación de las mujeres con fines comerciales esté patentada; que la
explotación sexual de mujeres y niñas esté permitida como forma de riqueza y
que la feminización de la pobreza siga siendo un marcador de la desigualdad.
El feminismo es
imprescindible en una alternativa política global e integradora, en la que los
seres humanos tienen la posibilidad de vivir y convivir bajo los modelos de
libertad, respeto, justicia e igualdad.
Desde IU defendemos ese
modelo de sociedad. Desde IU seguimos y seguiremos luchando porque el principio
de igualdad sea un objetivo irrenunciable al que la izquierda real y
transformadora ni quiere ni puede renunciar.
¡BASTA de VIOLENCIA
contra las MUJERES!